El panorama electoral de Bolivia para 2025 se presenta como un desafío tanto para el oficialismo como para la oposición.

El escenario de las elecciones en Bolivia, el año más convulso

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Bolivia se prepara para las elecciones presidenciales de agosto de 2025, en un contexto marcado por la falta de renovación en los liderazgos de la oposición y la fragmentación interna del Movimiento al Socialismo (MAS), el partido gobernante durante las últimas dos décadas. Esta división es vista por algunos como una oportunidad histórica para la oposición de vencer al MAS por primera vez en 20 años.

¿Qué alternativas tiene la oposición?

Según el analista político Paul Coca, este podría ser "el mejor momento" para que la oposición logre una victoria frente al MAS, algo que en el pasado parecía inalcanzable.

El eje de la estrategia opositora es un bloque de unidad encabezado por figuras experimentadas como los expresidentes Jorge "Tuto" Quiroga (2001-2002) y Carlos Mesa (2003-2005), el empresario Samuel Doria Medina, y el gobernador suspendido de Santa Cruz, Luis Fernando Camacho, quien permanece en detención preventiva debido a los hechos relacionados con la crisis política de 2019 que resultaron en la renuncia de Evo Morales.

Otros nombres que han anunciado su interés por competir incluyen al alcalde de Cochabamba, Manfred Reyes Villa, al exlíder cívico cruceño Branko Marinkovic, y al pastor evangélico boliviano-coreano Chi Hyun Chung.

Crisis interna en el MAS

En el oficialismo, las tensiones entre el presidente Luis Arce y el expresidente Evo Morales podrían marcar una ruptura definitiva dentro del partido. Morales, apartado del liderazgo del MAS tras casi tres décadas, evalúa postularse bajo otra sigla política. Sin embargo, su participación está condicionada por un fallo constitucional que limita la reelección presidencial a una única vez, sea consecutiva o alterna. Aunque Morales sostiene que su candidatura es viable según la Constitución, el tema sigue siendo motivo de debate.

El presidente Luis Arce, quien fue ministro de Economía durante 12 de los casi 14 años del gobierno de Morales, aún no ha confirmado si buscará la reelección, aunque Morales asegura que su intención es presentarse nuevamente.

Tanto en el oficialismo como en la oposición, los nombres que lideran las opciones presidenciales son figuras con más de dos décadas de trayectoria en la política nacional. Esta situación refleja un escenario de poca renovación en el liderazgo político de Bolivia.

El analista Paul Coca destacó que los liderazgos tradicionales tienen ventaja debido a su control sobre partidos, recursos y territorios, además de ser ampliamente conocidos por la población. Por ejemplo, Evo Morales ha sido una figura central desde finales de los años 90, habiendo participado en cinco elecciones presidenciales (2002, 2005, 2009, 2014 y la anulada en 2019).

Por otro lado, Carlos Mesa, después de un largo período fuera del ámbito político, resurgió como candidato en las elecciones frustradas de 2019 y las generales de 2020. Asimismo, Jorge Quiroga y Samuel Doria Medina han tenido múltiples candidaturas presidenciales y vicepresidenciales desde la década de 1990.

Entre los considerados "nuevos candidatos" están Chi Hyun Chung, quien compitió en 2019 y 2020, y el recluido Luis Fernando Camacho, que también fue candidato presidencial en 2020. Sin embargo, estas opciones emergentes enfrentan dificultades para consolidarse frente a los veteranos, quienes poseen una maquinaria política bien establecida.

El panorama electoral de Bolivia para 2025 se presenta como un desafío tanto para el oficialismo como para la oposición. La división interna en el MAS y la persistencia de liderazgos tradicionales en ambos bandos podrían definir el resultado de los comicios.

A pesar de las dificultades, el bloque opositor ve una oportunidad real de derrotar al MAS, una tarea que dependerá en gran medida de su capacidad para presentar una candidatura unificada y competitiva frente a las figuras consolidadas del oficialismo.

Con más de 25 años de liderazgos repetidos, Bolivia encara una elección decisiva que podría marcar un nuevo rumbo político para el país o consolidar nuevamente a los actores históricos en el poder.

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