El asesinato del violinista Armando Cañizales, de 17 años, indigna a Gustavo Dudamel
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Nicolás Maduro no acepta que sean marchas opositoras. Las califica como "actos terroristas", "golpistas" e "imperialistas". El Papa sigue la situación con extrema preocupación. En La Habana, Raúl Castro no desea que la crisis de Vezuela se desborde y contamine el Caribe. Es la misma perspectiva de Juan Manuel Santos en Colombia.
Gustavo Dudael, al conocer el asesinato de Armando Cañizales por disparos de la policía chavista, estalló. "Levanto mi voz en contra de la violencia y la represión. Nada puede justificar el derramamiento de sangre. Ya basta de desatender el justo clamor de un pueblo sofocado por una intolerable crisis", escribió el actual director de la Orquesta Filarmónica de Los Ángeles.
Le conmocionó e indignó la muerte de un miembro del Sistema Nacional de Orquestas que él lidera. Armando Cañizales fue la víctima número 34 de la última oleada de represión en su país. Gustavo Dudamel colocó un crespón negro en su página web. En la tarde del jueves lanzó un firme comunicado que impactó en las redes sociales.
Esta declaración ilustra sobre la fractura entre uno de los símbolos de Venezuela, como es el Sistema Nacional de Orquestas, y el Palacio de Miraflores, el chavismo radical y corrupto de Nicolás Maduro y su círculo de jefes militares. El Sistema Nacional de Orquestas es la organización educativa y de acción social creada por José Antonio Abreu hace 41 años.
Levanto mi voz
El comunicado de Gustavo Dudamel:
"Mi vida entera la he dedicado a la música y al arte como forma de transformar las sociedades. Levanto mi voz en contra de la violencia y la represión. Nada puede justificar el derramamiento de sangre. Ya basta de desatender el justo clamor de un pueblo sofocado por una intolerable crisis. Históricamente el pueblo venezolano ha sido un pueblo luchador pero jamás violento.
Para que la democracia sea sana debe haber respeto y entendimiento verdadero. La democracia no puede estar construida a la medida de un gobierno particular porque dejaría de ser democracia. El ejercicio democrático implica escuchar la voz de la mayoría, como baluarte último de la verdad social. Ninguna ideología puede ir más allá del bien común. La política se debe hacer desde la consciencia y en el más absoluto respeto a la constitucionalidad, adaptándose a una sociedad joven que, como la venezolana, tiene el derecho a reinventarse y rehacerse en el sano e inobjetable contrapeso democrático.
Los venezolanos están desesperados por su derecho inalienable al bienestar y a la satisfacción de sus más básicas necesidades. Las únicas armas que se le puede entregar a un pueblo son las herramientas para forjar su porvenir: instrumentos musicales, pinceles, libros; en fin, los más altos valores del espíritu humano: el bien, la verdad y la belleza.
Hago un llamado urgente al Presidente de la República y al gobierno nacional a que se rectifique y escuche la voz del pueblo venezolano. Los tiempos no pueden estar marcados por la sangre de nuestra gente. Debemos a nuestros jóvenes un mundo esperanzador, un país en el que se pueda caminar libremente en el disentimiento, en el respeto, en la tolerancia, en el diálogo y en el que los sueños tengan cabida para construir la Venezuela que todos anhelamos.
Es el momento de escuchar a la gente: Ya basta".
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