Vuelta de tuerca de Robert Mueller en la investigación de la trama rusa
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Robert Mueller, el investigador especial de la trama rusa, volvió a dar una vuelta de tuerca al abrir una investigación cuyo centro de atención está fijado en el presidente Donald Trump. Así, Mueller se centra en la posibilidad de que el presidente de Estados Unidos hubiera cometido un delito obstrucción a la justicia al haber pedido al exdirector del FBI James Comey que detuviera la investigación sobre Michael Flynn, su exasesor de seguridad nacional.
El delito de obstrucción a la Justicia puede provocar un proceso de destitución (impeachment) contra Trump en el Congreso, algo que apoyan legisladores de la oposición demócrata si se dan las circunstancias pertinentes.
El objetivo de Mueller es entrevistar a cinco altos cargos de la inteligencia de Estados Unidos. en la lista se encuentran el director de Inteligencia Nacional, Dan Coats; el actual jefe de la Agencia de Seguridad Nacional, Michael Rogers, y el antecesor en el cargo, Richard Ledgett.
Según estas informaciones, Trump les pidió que intercedieran ante Comey para que frenara la investigación sobre Flynn. Hay que subrayar que Coats y Rogers rechazaron testificar sobre este tema en el Congreso la semana pasada. Los servicios de inteligencia están investigando también si el ambiente cercano al presidente cometió algún tipo de delito financiero.
Hasta ahora la investigación se centraba en dos aspectos: por un lado, el espionaje de Rusia durante la campaña electoral con el objetivo de perjudicar a la candidata demócrata y el enfrentamiento con Moscú por los colaboradores del candidato republicano.
Siete de estos altos cargos ya están siendo investigados. Por el contrario, dos continúan en el gobierno: el fiscal general Jeff Sessions, y su asesor y yerno, Jared Kushner.
Tras conocer la noticia, el equipo del presidente de Estados Unidos tachó de "escandalosa, inexcusable e ilegal". "La filtración del FBI es escandalosa, inexcusable e ilegal", ha asegurado en un breve comunicado uno de los abogados personales del multimillonario, Mark Corallo, quien atribuyó la filtración a fuentes del FBI.
James Comey testificó la semana pasada ante el Comité de Inteligencia del Senado, donde reveló con sumo detalle sus conversaciones con el presidente, de quien dijo que le pidió "lealtad" y le insinuó que de ella dependía que mantuviera su puesto.
En esas mismas conversaciones, Comey también dejó claro a Trump que él no era objeto de investigación por parte del FBI sobre la trama rusa. Si se confirma la filtración sobre las intenciones de Mueller, esto es precisamente lo que ha cambiado ahora. El mismo Comey, al ser preguntado por el asunto durante la audiencia, no quiso dar su opinión al respecto y dijo confiar plenamente en Mueller para dirimir lo sucedido.
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