El mundo nunca será el mismo después del coronavirus, augura Kissinger
La economía de Estados Unidos ha crecido durante una década de forma ininterrumpida. De repente, un frenazo súbito y en seco. La expansión fue en parte por Barack Obama. La prolongación se ha debido a Donald Trump por inspirar a los mercados. Preo ahora todo es una profunda incógnita.
De repente, George W. Bush en primer plano. en primer plano las palabras que pronunció en 2005. Había leído el libro The Great Influenza, de John M. Barry, sobre la gripe española de 1918, y le dejó una profunda huella. Estaba convencido de que el país necesitaba prepararse para una pandemia. Obligó a un plan minucioso que luego se dejó al costado.
Ante el Instituto Nacional de Salud, señaló que "una pandemia es muy parecida a un incendio forestal". "Si se detecta temprano podría extinguirse con daños limitados. Si se le permite arder sin ser detectada puede convertirse en un infierno que puede extenderse rápidamente más allá de nuestra capacidad de controlarlo", advirtió entonces.
Hoy, Henry Kissinger, lúcido y brillante, y a la vez sombrío, afirma que "la pandemia de Coronavirus alterará el orden mundial para siempre". El ex secretario de Estado de Estados Unidos, en su columna en el Legacy Media The Wall Street Journal analizó la actual situación señalando que "los Estados Unidos deben proteger a sus ciudadanos y, con urgencia, trabajar en la planificación de una nueva época".
"La atmósfera surrealista que ofrece la pandemia de Covid-19 me recuerda cómo me sentí cuando era joven en la 84a División de Infantería durante la Batalla de las Ardenas. Ahora, como a fines de 1944, existe una sensación de peligro incipiente, dirigido a ninguna persona en particular y que golpea al azar y devastadoramente”, escribió Henry Kissinger.
Destcó que una diferencia importante entre ese tiempo lejano y el nuestro. "La resistencia estadounidense fue entonces fortificada por un propósito nacional. Ahora, en un país dividido, es necesario un gobierno eficiente y con visión de futuro para superar los obstáculos sin precedentes en magnitud y alcance global. Mantener la confianza pública es crucial para la solidaridad social, para la relación de las sociedades entre sí y para la paz y la estabilidad internacionales".
Para el ex secretario de Estado las naciones son coherentes y prosperan con la creencia de que sus instituciones pueden prever calamidades, detener su impacto y restaurar la estabilidad. "Cuando termine la pandemia de Covid-19, se percibirá que las instituciones de muchos países han fallado", auguró.
"La realidad es que el mundo nunca será el mismo después del coronavirus. Discutir ahora sobre el pasado solo hace que sea más difícil hacer lo que hay que hacer", enfatizó.
"La Administración de los Estados Unidos ha hecho un trabajo sólido para evitar una catástrofe inmediata. La prueba final será si la propagación del virus puede ser detenida y luego revertida de una manera y en una escala que mantenga la confianza del público en la capacidad de los estadounidenses para gobernarse a sí mismos. El esfuerzo de crisis, por extenso y necesario que sea, no debe desplazar la urgente tarea de lanzar una empresa paralela para la transición al orden posterior al coronavirus".
Kissinger advirtió que la agitación política y económica que ha desatado podría durar por generaciones. "Ningún país, ni siquiera Estados Unidos, puede en un esfuerzo puramente nacional superar el virus. Abordar las necesidades del momento debe, en última instancia, combinarse con visión y programa de colaboración global. Si no podemos hacer ambas cosas a la vez, enfrentaremos lo peor de cada una".
Con lecciones del desarrollo del Plan Marshall y el Proyecto Manhattan, afirmó Kissinger, Estados Unidos está obligado a realizar un gran esfuerzo en tres dominios:
Primero, apuntalar la resiliencia global a las enfermedades infecciosas.
"Los triunfos de la ciencia médica, como la vacuna contra la poliomielitis y la erradicación de la viruela, o la emergente maravilla estadística-técnica del diagnóstico médico a través de la inteligencia artificial, nos han llevado a una complacencia peligrosa. Necesitamos desarrollar nuevas técnicas y tecnologías para el control de infecciones y programas de vacunación a escala de grandes poblaciones".
Segundo, hay que esforzarse por sanar las heridas de la economía mundial.
"Los líderes mundiales han aprendido importantes lecciones de la crisis financiera de 2008. La actual crisis económica es más compleja: la contracción desatada por el coronavirus es, en su velocidad y escala global, diferente a todo lo que se haya conocido en la historia. Y las medidas necesarias de salud pública, como el distanciamiento social y el cierre de escuelas y negocios, están contribuyendo al dolor económico. Los programas también deberían tratar de mejorar los efectos del caos inminente en las poblaciones más vulnerables del mundo".
Tercero, deben salvaguardarse los principios del orden mundial liberal.
a) "La leyenda fundadora del gobierno moderno es una ciudad amurallada protegida por poderosos gobernantes, a veces despóticos, otras veces benevolentes, pero siempre lo suficientemente fuertes como para proteger a las personas de un enemigo externo".
b) "Los pensadores de la Ilustración reformularon este concepto, argumentando que el propósito del estado legítimo es satisfacer las necesidades fundamentales de las personas: seguridad, orden, bienestar económico y justicia. Las personas no pueden asegurarse esos beneficios por sí mismas".
c) "La pandemia ha provocado un anacronismo, un renacimiento de la ciudad amurallada en una época en que la prosperidad depende del comercio mundial y el movimiento de personas".
"El desafío para los líderes es manejar la crisis mientras se construye el futuro. El fracaso podría incendiar el mundo", advirtió y subrayó Henry Kissinger.