El exsecretario de Defensa Jim Mattis contra la Casa Blanca. (Foto: ABCnews)

Jim Mattis frente a Trump, la gran tormenta en el Partido Republicano

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Silencio expectante en Nueva York, en Wall Street, ante el derrumbe de la presidencia de Donald Trump. Una fuerte división en el Partido Republicano. A un lado los que creen aún en la estrella del magnate, la inmediata recuperación económica, y el final de la pesadilla de la pandemia del coronavirus, la COVID-19.

Al otro lado, en frente, los que apuntan al gran error de permitir en el Partido Republicano el golpe radical y populista de Donald Trump, el hombre que ha enfangado al país, arruinado el clima bipartidista, y dañado tanto la reputación nacional como el prestigio de la Casa Blanca y su proyección política y moral en el mundo.

En esta gran tormenta cayeron como un mazazo las críticas al presidente del jefe del Pentágono, Mark Esper, y, sobre todo, las de su predecesor, Jim Mattis, recriminando abiertamente al presidente por “abuso de poder” y vulnerar la Constitución. El jefe del Estado Mayor Conjunto, Mark A. Milley, en mensaje a los comandantes, ha subrayado el derecho de los estadounidenses a expresarse y reunirse en asamblea.

Impactante toma de postura sobre todo del exsecretario de Defensa Jim Mattis. Una muy dura crítica al presidente en la revista The Atlantic. "Donald Trump es el primer presidente de mi vida que no trata de unir al pueblo americano, ni siquiera lo finge. En su lugar, intenta dividirnos", afirmó Mattis, de 69 años, exjefe del cuerpo de Marines, un mando respetado -más conocido por sus apodos de Perro furioso y Monje guerrero-.

."Nunca soñé que las tropas que hicieron el mismo juramento que yo recibirían bajo ninguna circunstancia la orden de violar los derechos constitucionales de sus conciudadanos y menos aún para hacer posible una foto extraña para el comandante en jefe electo”", su posición.

Mattis aludió al momento en que la policía y la Guardia Nacional desalojaron con gas lacrimógeno una manifestación pacífica ante la Casa Blanca, antes del toque de queda, para que Trump pudiese caminar hasta la iglesia de Saint John. La foto buscada por el presidente con la Biblia en la mano.

“Sabemos que somos mejores que el abuso de la autoridad ejecutiva que presenciamos en la plaza Lafayette. Tenemos que rechazar y hacer que rindan cuentas aquellos que están en el poder y que quieren reírse de nuestra Constitución”, el énfasis de Mattis.

La urbe de Washington es el único lugar en el que Trump ha podido cumplir su palabra de recurrir al Ejército. Según el Departamento de Defensa, hasta 1.600 soldados se han trasladado a la zona esperando órdenes. Para Mattis, “militarizar la respuesta, como hemos visto en Washington, establece un falso conflicto entre los militares y la sociedad civil”.

El general de cuatro estrellas John Allen, excomandante de la fuerzas de la OTAN y de Estados Unidos en Afganistán, se refirió a lo sucedido como "un día horrible para la democracia de Estados Unidos y su democracia". Lo hizo en un artículo publicado en Foreign Policy.

Los analistas advierten de este enorme giro, El presidente, con su carácter errático y caprichoso, podría dimitir. No se descarta una rebelión en el Partido Republicano. Y tampoco un golpe de mano del magnate contra sus críticos. Pero su situación está comprometida como nunca imaginó. Y Mattis le dejó en evidencia.
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