Italia y Malta hacen caso omiso a la petición desesperada de Lifeline
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Señaló con bastante hincapié a esta última, que es la que se encuentra más cerca del Lifeline, pero se topó con la negativa rotunda de La Valeta. "No coordinamos las operaciones de socorro ni somos la autoridad competente que debía hacerlo", explicó un portavoz del Gobierno maltés.
La situación es similar a la del Aquarius, el buque de SOS Mediterranée que se vio obligado a desembarcar en Valencia el pasado fin de semana a los 629 inmigrantes que llevaba a bordo tras encontrar cerrados los puertos de Italia y de Malta. Este último país de 300 kilómetros cuadrados y poco más de 400.000 habitantes se niega a aceptar más indocumentados por las dificultades para acogerlos.
A la incertidumbre sobre dónde acabarán los integrantes del barco y que multiplican por cuatro la capacidad del barco, el Lifeline suma la polémica por la nacionalidad del barco. Después de que el día anterior las autoridades holandesas acusaran a la ONG de utilizar de forma ilegal su bandera, Mission Lifeline publicó este viernes un documento que, supuestamente, demuestra que no ha cometido ninguna irregularidad.
No obstante, la ministra holandesa de Infraestructuras, Cora van Nieuwenhuizen, reiteró que esos papeles no eran "una prueba de nacionalidad" y reiteró que el buque "no navega bajo la bandera holandesa".
Además de mantener un pulso con Malta, Italia cada vez se lleva peor con Francia. Después de que el presidente galo, Emmanuel Macron, calificara de "lepra" los populismos que triunfan en Europa, entre los que ocupa un lugar preponderante la coalición de Gobierno italiana formada por el Movimiento 5 Estrellas y la Liga, Salvini le respondió este viernes diciendo que "el señorito se había excedido con el champán".
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