Francisco, de casi una hora con Obama a 27 minutos para Donald Trump

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Casi una hora, 52 minutos para Barack Obama. Justo menos de media hora, apenas 27 minutos, dedicados a escuchar a puerta cerrada, con intérpretes, a Donald Trump. Melania, elegante y discreta, de riguroso negro, con velo. El Papa, exquisitamente eduado y protocolario, sin mostrar el disgusto que evidenció en la primera visita de Mauricio Macri, una actitud entonces que fue una claro error.

El Papa le recibió en la biblioteca del Palacio Apostólico. Antes sus colaboradores pudieron ver el despliegue de 70 coches en la Via della Conciliazione con un Donald Trump falso (el doble) y otro verdadero. Una seguridad aparatosa y con sello de prepotente en Europa.

En general, a la espera de los comunicados o versiones oficiosas que se hagan públicas, y las explicaciones que pueda dar el presidente Donald Trump, se vio al Papa con rostro adusto. serio. Dejó el peso del protocolo en las manos del arzobispo Georg Ganswein, prefecto de la Casa Pontificia y secretario privado de Benedicto XVI, el Papa emérito. A señalar que el presidente de los Estados Unidos incluyó en el séquito a su hija Ivanka y a su esposo, el yernísimo, que han tenido un rol estelar en las anteriores etapas de la gira, en Arabia Saudí y en Israel.



Tras el encuentro a solas, el Papa saludó al resto de la delegación produciéndose el intercambio de regalos en un ambiente marcado por la rigidez. A continuación, Donald Trump, acompañado por su yerno y consejero, Yared Kushner, se reunió con el cardenal Pietro Parolin, secretario de Estado de la Santa Sede y su segundo, el arzobispo Paul Gallagher.

Como acto final, el Papa no puso trabas para que toda la delegación pudiera visiitar la Capilla Sixtina. En la visita de 19 horas en Roma, encuentros de Donald Trump con el presidente Sergio Mattarella en el Palacio del Quirinal, y con el primer ministro Paolo Gentiloni.

El Papa no estuvo cómodo pero se esforzó en los equilibrios. Ciudad del Vaticano lució toda la maquinaria del protocolo. Fue lo más destacado de una visita que camino bajo la línea de un encuentro protocolario en lugar de haber sido el núcleo central de la primera gira exterior del presidente de los Estados Unidos.
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