Donald Trump suspende la apertura de Barack Obama con la Cuba de Raúl Castro
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Volantazo definitivo de Donald Trump al proceso de deshielo de Estados Unidos con Cuba, una iniciativa en la que trabajaron juntos Barack Obama, el papa Francisco y Raúl Castro.
"La política reafirma el embargo estadounidense impuesto por ley a Cuba y se opone a los llamados dentro de Estados Unidos y otros foros internacionales para acabar con él", anunció la Casa Blanca en un comunicado mientras el presidente de los Estados Unidos, Donald Trump, anunciaba el cambio de política en Miami (Florida). "Haremos cumplir el embargo", dijo Donald Trump durante su discurso en el teatro Manuel Artime de la Pequeña Habana.
Donald Trump anunció la "cancelación" de la política de Barack Obama hacia Cuba y se mostró dispuesto a negociar "un acuerdo mejor" con la isla, pero solo si hay avances "concretos" hacia la celebración de "elecciones libres" y la liberación de "prisioneros políticos". "Cuando los cubanos den pasos concretos, estaremos listos, preparados y capaces de volver a la mesa para negociar ese acuerdo, que será mucho mejor", dijo el presidente.
Los principales cambios de sobre la política con Cuba suponen una prohibición para que las empresas de Estados Unidos hagan negocios con compañías cubanas de propiedad o controladas por las Fuerzas Armadas Revolucionarias (FAR) de Cuba y restricciones a los viajes de ciudadanos estadounidenses a la isla.
Donald Trump retó al Gobierno de Raúl Castro y sus sucesores a plantearle un nuevo acuerdo para la normalización de relaciones bilaterales que convenga a ambas partes, aunque aseguró que no hará "cambios" a su política hacia la isla si no hay reformas concretas en Cuba. "Retamos a Cuba a venir a la mesa con un nuevo acuerdo que esté en el mejor interés tanto de su pueblo como del nuestro", proclamó un desafiante Donald Trump en Miami.
El giro de Donald Trump supone limitar los viajes a Cuba, prohibir el flujo comercial con el conglomerado militar (60% de la economía) y volver a la retórica de la dureza. Sin embargo este cambio no es total. No se atrevió a cerrar la Embajada de La Habana. Tampoco ha prohibido los vuelos comerciales y los cruceros. Pero en esencia supone un cambio de escenario.
Fundamentalmente castiga al Grupo de Administración Empresarial (Gaesa), el marco en el que operan las fuerzas armadas y los servicios de inteligencia controlando el 60% de la economía cubana. Cancelar el comercio con Gaesa se proyectará a toda la economía y la actividad de la isla. El paso dado por Donald Trump afectará también a los viajes a Cuba.
Las medidas, sin embargo, no afectarán a los viajes familiares de cubanoamericanos que son básicos para las remesas y la subsistencia de negocios particulares en la isla. Poco a poco se irá perfilando este escenario. Pero ya se puede avanzar el nuevo marco, el del forcejeo entre La Habana y Washington.
El paso del presidente no ayudará a la búsqueda de soluciones para Venezuela. Y podría afectar al asentamiento de un clima de estabilidad en la región andina donde tan importante es la pacificación definitiva de Colombia.
"La política reafirma el embargo estadounidense impuesto por ley a Cuba y se opone a los llamados dentro de Estados Unidos y otros foros internacionales para acabar con él", anunció la Casa Blanca en un comunicado mientras el presidente de los Estados Unidos, Donald Trump, anunciaba el cambio de política en Miami (Florida). "Haremos cumplir el embargo", dijo Donald Trump durante su discurso en el teatro Manuel Artime de la Pequeña Habana.
Donald Trump anunció la "cancelación" de la política de Barack Obama hacia Cuba y se mostró dispuesto a negociar "un acuerdo mejor" con la isla, pero solo si hay avances "concretos" hacia la celebración de "elecciones libres" y la liberación de "prisioneros políticos". "Cuando los cubanos den pasos concretos, estaremos listos, preparados y capaces de volver a la mesa para negociar ese acuerdo, que será mucho mejor", dijo el presidente.
Los principales cambios de sobre la política con Cuba suponen una prohibición para que las empresas de Estados Unidos hagan negocios con compañías cubanas de propiedad o controladas por las Fuerzas Armadas Revolucionarias (FAR) de Cuba y restricciones a los viajes de ciudadanos estadounidenses a la isla.
Donald Trump retó al Gobierno de Raúl Castro y sus sucesores a plantearle un nuevo acuerdo para la normalización de relaciones bilaterales que convenga a ambas partes, aunque aseguró que no hará "cambios" a su política hacia la isla si no hay reformas concretas en Cuba. "Retamos a Cuba a venir a la mesa con un nuevo acuerdo que esté en el mejor interés tanto de su pueblo como del nuestro", proclamó un desafiante Donald Trump en Miami.
El giro de Donald Trump supone limitar los viajes a Cuba, prohibir el flujo comercial con el conglomerado militar (60% de la economía) y volver a la retórica de la dureza. Sin embargo este cambio no es total. No se atrevió a cerrar la Embajada de La Habana. Tampoco ha prohibido los vuelos comerciales y los cruceros. Pero en esencia supone un cambio de escenario.
Fundamentalmente castiga al Grupo de Administración Empresarial (Gaesa), el marco en el que operan las fuerzas armadas y los servicios de inteligencia controlando el 60% de la economía cubana. Cancelar el comercio con Gaesa se proyectará a toda la economía y la actividad de la isla. El paso dado por Donald Trump afectará también a los viajes a Cuba.
Las medidas, sin embargo, no afectarán a los viajes familiares de cubanoamericanos que son básicos para las remesas y la subsistencia de negocios particulares en la isla. Poco a poco se irá perfilando este escenario. Pero ya se puede avanzar el nuevo marco, el del forcejeo entre La Habana y Washington.
El paso del presidente no ayudará a la búsqueda de soluciones para Venezuela. Y podría afectar al asentamiento de un clima de estabilidad en la región andina donde tan importante es la pacificación definitiva de Colombia.
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