Donald Trump, en el alambre, califica a James Comey de ser un filtrador

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Ambiente especial en Washington. La tensión política entre Partido Demócrata y Partido Republicano en su punto más crítico desde la elección de Donald Trump. El presidente lo sabe. Está en el alambre. Un nuevo error y lo podría pagar muy caro.



Primera comparecencia del presidente de los Estados Unidos tras el testimonio ante el Senado del exdirector del FBI, James Comey. "No hubo colusión, no hubo obstrucción, Comey es un filtrador. Jamás le pedí lealtad y estoy dispuesto al 100% a declarar", dijo Donald Trump en La Rosaleda de la Casa Blanca

Insistió en su versión de la trama rusa, el Rusiagate. "Eso es una excusa de los demócratas que no han aceptado su derrota en los colegios electorales", sentenció.

Dos asuntos importantes. El presidente teme la figura del fiscal especial, Robert Mueller, amigo y mentor de James Comey. A la vez cobra más importancia su abogado privado, Mark Kasowitz.

En la mañana, Donald Trump rompió su silencio sobre el testimonio da James Comey.  "Pese a tantas falsas declaraciones y mentiras, venganza total y completa... y wow, Comey es un filtrador", sentenció. Se refirió así a los contactos de James Comey con The New York Times. 

Atención a este choque de trnes en la capital. El presidente insiste en que James Comey rompió el secreto de las comunicaciones. Es el privilegio del presidente que impide a sus colaboradores hablar abiertamente de las conversaciones en la Casa Blanca.

Por su parte, el testimonio del exdirector del FBI se ha convertido en el más grave en décadas de un alto funcionario contra un presidente. El Partido Demócrata ha aludido a una obstrucción a la justicia. Sería el paso previo al impeachment. Se ha convertido en una batalla de primera dimensión.

Ni Corea del Norte, ni Catar, y ni tampoco la OTAN. Donald Trump sigue encallado en la batalla contra James Comey. La trama rusa puede ser tempestad con fin próximo o huracán destructivo, mucho más de lo que imagina un Donald Trump muy incómodo y molesto con sus propios colaboradores, por supuestos sus críticos, y la soledad de una Casa Blanca sin Melania, un matrimonio que puede estar roto por ella y se oculta.
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