Angela Merkel mantiene su agenda en el G20 en Japón pese a nuevos temblores
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La primera alarma sucedió en la recepción con servicios militares del nuevo presidente de Ucrania, Vladímir Zelenskiy. Angela Merkel sufrió unos fuertes y continuados temblores. Las imágenes en las cadenas de televisión crearon una enorme alarma en Alemania y causaron sorpresa en Bruselas en los medios políticos y económicos.
De nuevo estos temblores se han repetido en un acto oficial en Berlín. Angela Merkel, quien cumplirá 65 años el 17 de julio, comenzó de nuevo a verse sacudida por temblores que se hicieron más evidentes en sus manos. Sucedió en la toma de posesión de la nueva ministra de Justicia en el palacio presidencial.
La canciller tembló durante el discurso del presidente, Frank Walter Steinmeier. Sus asistentes le ofrecieron un vaso de agua pero lo declinó. El portavoz del Gobierno, Steffen Seibert, confirmó que se mantiene la agenda de su viaje a Japón para asistir a la cumbre del G20. Negó crisis ni tampoco preocupación por la salud de la canciller.
Hace nueve días, en el mismo episodio, Angela Merkel confesó que tras beber tres vasos de agua volvió a encontrarse bien. Atribuyó a un supuesto problema de deshidratación las convulsiones. Estos temblores fueron visibles por primera vez en 2017 en un encuentro con el entonces presidente de México, Enrique Peña Nieto.
¿Espasmos por el calor o indicios de un problema de salud que estaría cobrando importancia? En Alemania hay preocupación y un creciente debate de expertos y analistas.
Angela Merkel llegó al poder en 2005. Fue reelegida para un cuarto mandato tras las elecciones generales del pasado 2017. El pasado octubre dijo que éste será su último mandato. Pero hay incógnitas que crecen.
En principio, Annegret-Kramp Karrenbauer (AKK) es su sesora cuando termine su cuarto mandato. Pero cada vez más analistas de peso en Alemania apuntan a la personalidad de Wolfgang Schäuble, el actual presidente del Bundestag, la personalidad de hierro, si se produjera un escenario abrupto de final del mandato de Angela Merkel y nuevas elecciones.
Angela Merkel, muy celosa de su intimidad, ha tratado de minimizar estos espasmos. El momento político es especialmente complejo: la preocupación por el choque de Estados Unidos y China; la tensión con Irán; el riesgo de un Brexit de caos; y la elección del nuevo porder político y económico en la Unión Europea.
De nuevo estos temblores se han repetido en un acto oficial en Berlín. Angela Merkel, quien cumplirá 65 años el 17 de julio, comenzó de nuevo a verse sacudida por temblores que se hicieron más evidentes en sus manos. Sucedió en la toma de posesión de la nueva ministra de Justicia en el palacio presidencial.
La canciller tembló durante el discurso del presidente, Frank Walter Steinmeier. Sus asistentes le ofrecieron un vaso de agua pero lo declinó. El portavoz del Gobierno, Steffen Seibert, confirmó que se mantiene la agenda de su viaje a Japón para asistir a la cumbre del G20. Negó crisis ni tampoco preocupación por la salud de la canciller.
Hace nueve días, en el mismo episodio, Angela Merkel confesó que tras beber tres vasos de agua volvió a encontrarse bien. Atribuyó a un supuesto problema de deshidratación las convulsiones. Estos temblores fueron visibles por primera vez en 2017 en un encuentro con el entonces presidente de México, Enrique Peña Nieto.
¿Espasmos por el calor o indicios de un problema de salud que estaría cobrando importancia? En Alemania hay preocupación y un creciente debate de expertos y analistas.
Angela Merkel llegó al poder en 2005. Fue reelegida para un cuarto mandato tras las elecciones generales del pasado 2017. El pasado octubre dijo que éste será su último mandato. Pero hay incógnitas que crecen.
En principio, Annegret-Kramp Karrenbauer (AKK) es su sesora cuando termine su cuarto mandato. Pero cada vez más analistas de peso en Alemania apuntan a la personalidad de Wolfgang Schäuble, el actual presidente del Bundestag, la personalidad de hierro, si se produjera un escenario abrupto de final del mandato de Angela Merkel y nuevas elecciones.
Angela Merkel, muy celosa de su intimidad, ha tratado de minimizar estos espasmos. El momento político es especialmente complejo: la preocupación por el choque de Estados Unidos y China; la tensión con Irán; el riesgo de un Brexit de caos; y la elección del nuevo porder político y económico en la Unión Europea.
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